Hormigas, hombres y sociedad
Mi amigo francés, Jean se hace cada día más fanático de los insectos sociales, en especial, las hormigas. Tiene: libros, videos, películas, y sobre todo se ha convertido en un admirador de la sociobiología, cuyo teórico es el etólogo Edward Wilson, quien ha escrito muchos libros sobre los insectos, entre ellos, algunos sobre la vida de las hormigas. Este científico tiene alrededor de 60 años estudiando las hormigas y argumenta que todo lo determinan los genes e igualmente piensa que todo lo que el hombre hace, es el resultado de sus genes: la religión, la ética y el altruismo.
Sin ser verdaderamente un conocedor de la materia, no creo que sea el gen el que decida todo, ya que lo cultural y la libertad que son muy importantes. Que sean los genes que establezcan todo, es simplemente puro determinismo como en las hormigas y las abejas; ya que, en ellas, no existe la autonomía que es uno de los valores fundamentales en toda sociedad de los humanos. Sin embargo, la verdad es que el mundo de los insectos sociales es interesante, pero, me quedo con el sistema de los homos sapiens sapiens.
Al hombre desde hace siglos le ha llamado la atención el comportamiento y la vida de estos insectos y en la Biblia hay la moraleja de la chicharra y la hormiga, mientras ella cantaba, la hormiga trabajaba haciendo sus provisiones, para el invierno... También trabaja “ordeñando” los pulgones que cuando ellas los tocan segregan una sustancia azucarada, que les sirve de alimento. Desde hace tiempo, a las hormigas se les ha visto como organizadas y muy trabajadoras, y se les ha dado nombre de reina, obreras y las esclavas, las cuales son infértiles y sin alas. La función de la reina es poner huevos, como una máquina y no se va a preocupar por sus crías, ya que otras llamadas obreras se ocuparan de trabajar en “ la maternidad ” y de alimentar y cuidar de las mismas, también se ocupan de preparar los hongos con las hojas que colocan “sabiamente” en un lugar determinado, que se convierte a los días en su alimento preferido, y están los guardias o soldados, los cuales, defienden la entrada de la cueva y hay las que salen a explorar y venir con el “chisme”en donde hay comida.
Mi amigo francés, Jean se hace cada día más fanático de los insectos sociales, en especial, las hormigas. Tiene: libros, videos, películas, y sobre todo se ha convertido en un admirador de la sociobiología, cuyo teórico es el etólogo Edward Wilson, quien ha escrito muchos libros sobre los insectos, entre ellos, algunos sobre la vida de las hormigas. Este científico tiene alrededor de 60 años estudiando las hormigas y argumenta que todo lo determinan los genes e igualmente piensa que todo lo que el hombre hace, es el resultado de sus genes: la religión, la ética y el altruismo.
Sin ser verdaderamente un conocedor de la materia, no creo que sea el gen el que decida todo, ya que lo cultural y la libertad que son muy importantes. Que sean los genes que establezcan todo, es simplemente puro determinismo como en las hormigas y las abejas; ya que, en ellas, no existe la autonomía que es uno de los valores fundamentales en toda sociedad de los humanos. Sin embargo, la verdad es que el mundo de los insectos sociales es interesante, pero, me quedo con el sistema de los homos sapiens sapiens.
Al hombre desde hace siglos le ha llamado la atención el comportamiento y la vida de estos insectos y en la Biblia hay la moraleja de la chicharra y la hormiga, mientras ella cantaba, la hormiga trabajaba haciendo sus provisiones, para el invierno... También trabaja “ordeñando” los pulgones que cuando ellas los tocan segregan una sustancia azucarada, que les sirve de alimento. Desde hace tiempo, a las hormigas se les ha visto como organizadas y muy trabajadoras, y se les ha dado nombre de reina, obreras y las esclavas, las cuales son infértiles y sin alas. La función de la reina es poner huevos, como una máquina y no se va a preocupar por sus crías, ya que otras llamadas obreras se ocuparan de trabajar en “ la maternidad ” y de alimentar y cuidar de las mismas, también se ocupan de preparar los hongos con las hojas que colocan “sabiamente” en un lugar determinado, que se convierte a los días en su alimento preferido, y están los guardias o soldados, los cuales, defienden la entrada de la cueva y hay las que salen a explorar y venir con el “chisme”en donde hay comida.
Cuando encuentran un árbol o una planta que les interesa, se suben a la planta y con sus tenazas cortan las hojas de la misma manera como hace millones de años y abajo esperan otras obreras especializadas para llevarlas a la cueva y caminan al mismo ritmo; eso se llama programación, en otras palabras determinismo.
Trabajan con feromonas que le sirve de marcar el camino por donde pasan. Están programadas para trabajar, trabajar y trabajar; cada una se ocupa sólo de cumplir su función dentro del hormiguero, en consecuencia no se cansan ni protestan ni hacen huelgas. Se ha comentado, años atrás, que si se toma el gen que determina que la hormiga o la abeja obrera sea obrera y se trasladase al hombre, en especial, a los obreros se terminarían las huelgas. Pienso que son especulaciones de algunos, ya que para mí es pura ciencia-ficción y lo veo poco probable ya que el hombre desde hace tiempo ha luchado por vivir en una sociedad donde reine la libertad.
Rinden una función de enriquecer los suelos y en algunas plantas ayudan como polinizadoras como en el higo, y muchas otras; transportan las semillas lejos de la planta y así hacen funciones de expandir el vegetal. Sin embargo, a veces le hace la vida imposible al humano y se convierten en una plaga.
Las hormigas, las abejas y otros animales sociales aparecieron hace millones de años, mucho antes que el hombre estuviera en la tierra, y han conservado ese “extraño” comportamiento “aprendido” en el tiempo: la reina vive años y pone miles de huevos mientras que los machos mueren después de aparearse.
Algunas personas piensan que es una sociedad perfecta, y uno de ellos es mi amigo Jean que sueña que la sociedad del hombre llegue a ser como la de las hormigas, pero una cosa es cierta que cuando las observamos, pareciera que funciona muy bien, pero, allí no hay espacio para la libertad, lo que vemos es una gran maquinaria, la cual forma una unidad de comportamientos…
Meses atrás, estaba regando mis plantas en el taller, y de repente vi como comenzaron a salir las hormigas, para ellas era una gran inundación y observé, igualmente, como brotaban de la cueva con sus huevos y los fueron colocando en un lugar seco y noté como si hubiese alguien que las dirigiera; miré un largo rato y ellas seguían incansablemente su actividad; pero, al mismo tiempo, había otras que buscaban “un lugar seguro” y al encontrarlo vi como comenzaron a llevarse los huevos al nuevo sitió.
Sin lugar a duda, yo también admiro a estos animales sociales, pero, no soy como mi amigo Jean, que ya su esposa no halla que hacer con él y sus hormigas, su pasión y su amor por éstos insectos.
Sin duda, que es interesante la vida de las hormigas o de las abejas. Pero la sociedad de los humanos es más encantadora y más compleja... el humano tiene el libre albedrío: escoger, cambiar y decidir. Nosotros funcionamos con la reflexión, y es verdad que hemos hecho cosas bellas e importantes en la historia de la humanidad, también, hemos lanzados bombas y hemos destruidos ciudades y sobre todos a personas inocentes, cosas que las hormigas no han hecho... ellas funcionan genéticamente y tienen programado defender su especie...ellas funcionan con feromonas... nosotros con el razonamiento, pero, al mismo tiempo, somos irracionales en muchos comportamientos, donde la ira, el egoísmo, la soberbia, la cólera, la envidia y la maldad destruye a otros.
Sin titubeos, prefiero pertenecer a la sociedad del homo sapiens sapiens que al de las hormigas, porque la que nació para reina, esclava u obrera continuará toda su vida así; mientras que nosotros tenemos la posibilidad de escoger lo que vamos a hacer y ser, sabemos seleccionar, tenemos, en la mayor parte de las personas: juicio crítico, podemos cambiar, enmendar, analizar... hemos realizado bellas obras de artes, bellas construcciones de edificios, en la literatura y en la música, grandes filósofos como Aristóteles, Sócrates, Platón , en la espiritualidad hemos dados hombres como: Jesús, Buda, Confucio, y muchos otros… mientras, ellas continúan con su misma arquitectura de cuevas hace millones de años y cortando las hojas de la misma manera y comiendo el mismo hongo que preparan, y nosotros hace ya un tiempo que andamos por el espacio buscando un nuevo hábitat.. Porque a los humanos nos gusta tener libertad y libre albedrío.
Esteban Castillo estebancastil26@hotmail.com