César Andrade
Escribir sobre el artista César Andrade, es escribir sobre Arte en toda la extensión de la palabra, con A mayúscula. Y es que él, desde niño, vivió para el canto, la poesía, la literatura y sobre todo para la pintura.
En la escuela primaria de su Guarico querido, era quien decoraba las carteleras, y amenizaba con sus cantos y tocando el cuatro o las maracas en los actos culturales o en la iglesia donde se cantaban los aguinaldos compuestos por él.
La necesidad de aprender la pintura lo lleva a inscribirse en la escuela de arte de El Tocuyo, curso que dictaba el profesor Enrique Aguirre Terán, nativo del Ecuador, ahí se familiariza con las líneas y el claroscuro. Pero, el deseo de superación lo hace pensar que tiene que venirse a la ciudad de los crepúsculos.
Después de pasar varios años en El Tocuyo, aprendiendo el dominio del dibujo, decide estudiar en Barquisimeto, en la Escuela de Artes Plásticas Martín Tovar y Tovar, que dirige para esa época el maestro José Requena. Compartimos momentos en los talleres de pintura. Trabajaba Andrade como bedel y yo era el portero de la escuela, y después de realizar nuestras labores comenzábamos a pintar. Él llegaba muy temprano y tenía una vieja bicicleta; vivía un poco retirado del centro de la ciudad.
En el último año de estudios de arte fui su profesor de paisaje, pintó muchos cuadros entre ellos, sobre la Cuesta Lara y un tiempo después “Aves Muertas” y “Cementerios de Automóviles”. Luego, trabajó como profesor de pintura en la escuela de artes de Acarigua. Formó parte del grupo Espiral de Barquisimeto formado por jóvenes artistas de la década de los 60.
En aquel momento, yo andaba por Paris(1968), y le escribía para que se viniese a París, y así lo hizo. Cuando llegó, las calles parisinas tenían el perfume a cauchos y carros quemados, árboles derribados y el olor a bombas lacrimógenas las cuales hacían llorar a todos los que se acercaban por los Bulevares de Saint Germain de Près, Saint Michel, las avenidas y calles lucían como si estuviesen quitándole el macadán (pavé) para poner uno nuevo. Era el Mayo 68, en ese momento el país estaba en un proceso de revisión de todo lo relacionado con las actividades culturales, sociales y filosóficas... se hablaba de revolución... los policías, estudiantes y obreros tenían todos los días y hasta altas horas de la noche un encuentro en las calles, barricadas y fuego alumbraban las calles del Barrio Latino y otros espacios y lugares de Francia... y esto duró varías semanas. En esa atmósfera llega César Andrade a Paris, pero muy rápido va a integrarse al mundo parisino, los primeros días recorría pocas calles y no se alejaba mucho del lugar de nuestra residencia; el muchacho provinciano se sentía como perdido en medio de un mundo nuevo y convulsionado. Repentinamente, ya anda en una mobileta (injerto de bicicleta y moto) cruzando las calles y cantando en los sitios nocturnos; ya otros pintores lo habían hecho antes que él, cómo Soto y Narciso Debourg... Se integra al ambiente folclórico y va haciendo un gran aprendizaje de la música latinoamericana.
Rápidamente, comienza a dibujar y a pintar. Una plumilla regalada por la artista cubana Gina Pellón, la utiliza para sus primero dibujos ópticos y meses después, realiza los primeros relieves con corchos y es invitado a las primeras exposiciones.
Con gran disciplina continúa sus búsquedas, la superficie está cuadriculada, ahora son vulgares clavos que en las manos de César Andrade van hacer transformados en filamentos coloreados ( los clavos pierden la función para la cual fueron hechos) y en donde la superficie blanca va a modificarse creando una atmósfera muy sutil de color. El efecto maure se suma al juego de miles de sombras que se cruzan y se superponen creando suaves armonías de color y de tonalidades grises y como rayos de luz tamizada enriquecen y animan la superficie cuando el espectador se desplaza frente a las obras llamadas “Puntigramas”.
Hoy por hoy, César Andrade ha sido un artista que ha tomado el riesgo de no ser complaciente con sus creaciones y de una manera que sólo su obra podrá decirnos y darnos bellos e interesantes resultados. Él nos hará descubrir un mundo de lo sensible, donde lo in-permanente tiene un registro, el cual, ha sabido conducir muy paciente e inteligentemente hasta el presente. El artista, también, ha continuado trabajando con la plumilla y tinta china, llenando la superficie blanca del papel con líneas paralelas de colores, obras llamadas: “ Linigramas” y creando una obra de grandes transformaciones y vibraciones visuales.
Cesar Andrade, hoy tiene 37 años, viviendo y haciendo arte en Paris, y en total hace unos 50 años dedicados al arte.. Su obra ha sido mostrada en diferentes ciudades, galerías, centros culturales y museos, en importantes muestras internacionales al lado de grandes creadores del arte óptico y cinético.
Por el lado de la literatura, también el artista ha dado a conocer sus poesías y tiene novelas publicadas y con su voz, las maracas y el cuatro, ha deleitado al publico de L’Olimpia y otros teatros de espectáculos, como también muchos sitios nocturnos, donde acude un publico, amante de la música de América latina.
Ese gran camino recorrido a través de los años, de Guarico a El Tocuyo, luego a Barquisimeto y unos años en Acarigua y después París para producir su obra y darla a conocer al mundo. Hoy el pintor con sus sueños y sus inquietudes, en su taller de Colombes, (Francia) recuerda cuando con su vieja bicicleta atravesaba las calles de Barquisimeto, sus andanzas y de haber nacido el 17 de Marzo de 1939. Hijo de Jesús Andrade y de María Ernestina de Andrade... y ¡Qué gran camino ha recorrido César! en unas cuantas décadas que tiene dedicado a la pintura, a la escritura y al canto... Bonne chance artista… y bienvenido a tu tierra... suerte para este creador venezolano que no ha tenido fronteras y que su arte se pasea por el mundo...
Esteban Castillo
Escribir sobre el artista César Andrade, es escribir sobre Arte en toda la extensión de la palabra, con A mayúscula. Y es que él, desde niño, vivió para el canto, la poesía, la literatura y sobre todo para la pintura.
En la escuela primaria de su Guarico querido, era quien decoraba las carteleras, y amenizaba con sus cantos y tocando el cuatro o las maracas en los actos culturales o en la iglesia donde se cantaban los aguinaldos compuestos por él.
La necesidad de aprender la pintura lo lleva a inscribirse en la escuela de arte de El Tocuyo, curso que dictaba el profesor Enrique Aguirre Terán, nativo del Ecuador, ahí se familiariza con las líneas y el claroscuro. Pero, el deseo de superación lo hace pensar que tiene que venirse a la ciudad de los crepúsculos.
Después de pasar varios años en El Tocuyo, aprendiendo el dominio del dibujo, decide estudiar en Barquisimeto, en la Escuela de Artes Plásticas Martín Tovar y Tovar, que dirige para esa época el maestro José Requena. Compartimos momentos en los talleres de pintura. Trabajaba Andrade como bedel y yo era el portero de la escuela, y después de realizar nuestras labores comenzábamos a pintar. Él llegaba muy temprano y tenía una vieja bicicleta; vivía un poco retirado del centro de la ciudad.
En el último año de estudios de arte fui su profesor de paisaje, pintó muchos cuadros entre ellos, sobre la Cuesta Lara y un tiempo después “Aves Muertas” y “Cementerios de Automóviles”. Luego, trabajó como profesor de pintura en la escuela de artes de Acarigua. Formó parte del grupo Espiral de Barquisimeto formado por jóvenes artistas de la década de los 60.
En aquel momento, yo andaba por Paris(1968), y le escribía para que se viniese a París, y así lo hizo. Cuando llegó, las calles parisinas tenían el perfume a cauchos y carros quemados, árboles derribados y el olor a bombas lacrimógenas las cuales hacían llorar a todos los que se acercaban por los Bulevares de Saint Germain de Près, Saint Michel, las avenidas y calles lucían como si estuviesen quitándole el macadán (pavé) para poner uno nuevo. Era el Mayo 68, en ese momento el país estaba en un proceso de revisión de todo lo relacionado con las actividades culturales, sociales y filosóficas... se hablaba de revolución... los policías, estudiantes y obreros tenían todos los días y hasta altas horas de la noche un encuentro en las calles, barricadas y fuego alumbraban las calles del Barrio Latino y otros espacios y lugares de Francia... y esto duró varías semanas. En esa atmósfera llega César Andrade a Paris, pero muy rápido va a integrarse al mundo parisino, los primeros días recorría pocas calles y no se alejaba mucho del lugar de nuestra residencia; el muchacho provinciano se sentía como perdido en medio de un mundo nuevo y convulsionado. Repentinamente, ya anda en una mobileta (injerto de bicicleta y moto) cruzando las calles y cantando en los sitios nocturnos; ya otros pintores lo habían hecho antes que él, cómo Soto y Narciso Debourg... Se integra al ambiente folclórico y va haciendo un gran aprendizaje de la música latinoamericana.
Rápidamente, comienza a dibujar y a pintar. Una plumilla regalada por la artista cubana Gina Pellón, la utiliza para sus primero dibujos ópticos y meses después, realiza los primeros relieves con corchos y es invitado a las primeras exposiciones.
Con gran disciplina continúa sus búsquedas, la superficie está cuadriculada, ahora son vulgares clavos que en las manos de César Andrade van hacer transformados en filamentos coloreados ( los clavos pierden la función para la cual fueron hechos) y en donde la superficie blanca va a modificarse creando una atmósfera muy sutil de color. El efecto maure se suma al juego de miles de sombras que se cruzan y se superponen creando suaves armonías de color y de tonalidades grises y como rayos de luz tamizada enriquecen y animan la superficie cuando el espectador se desplaza frente a las obras llamadas “Puntigramas”.
Hoy por hoy, César Andrade ha sido un artista que ha tomado el riesgo de no ser complaciente con sus creaciones y de una manera que sólo su obra podrá decirnos y darnos bellos e interesantes resultados. Él nos hará descubrir un mundo de lo sensible, donde lo in-permanente tiene un registro, el cual, ha sabido conducir muy paciente e inteligentemente hasta el presente. El artista, también, ha continuado trabajando con la plumilla y tinta china, llenando la superficie blanca del papel con líneas paralelas de colores, obras llamadas: “ Linigramas” y creando una obra de grandes transformaciones y vibraciones visuales.
Cesar Andrade, hoy tiene 37 años, viviendo y haciendo arte en Paris, y en total hace unos 50 años dedicados al arte.. Su obra ha sido mostrada en diferentes ciudades, galerías, centros culturales y museos, en importantes muestras internacionales al lado de grandes creadores del arte óptico y cinético.
Por el lado de la literatura, también el artista ha dado a conocer sus poesías y tiene novelas publicadas y con su voz, las maracas y el cuatro, ha deleitado al publico de L’Olimpia y otros teatros de espectáculos, como también muchos sitios nocturnos, donde acude un publico, amante de la música de América latina.
Ese gran camino recorrido a través de los años, de Guarico a El Tocuyo, luego a Barquisimeto y unos años en Acarigua y después París para producir su obra y darla a conocer al mundo. Hoy el pintor con sus sueños y sus inquietudes, en su taller de Colombes, (Francia) recuerda cuando con su vieja bicicleta atravesaba las calles de Barquisimeto, sus andanzas y de haber nacido el 17 de Marzo de 1939. Hijo de Jesús Andrade y de María Ernestina de Andrade... y ¡Qué gran camino ha recorrido César! en unas cuantas décadas que tiene dedicado a la pintura, a la escritura y al canto... Bonne chance artista… y bienvenido a tu tierra... suerte para este creador venezolano que no ha tenido fronteras y que su arte se pasea por el mundo...
Esteban Castillo
1 comentario:
Muy interesante la vidadel artista Cesar Andrade, y felicitaciones para este artista, que es un ejemplo para todos y lo interesante que es un artista integral, aprovecho la oportunidad patra felicitar al creador de este blogs... Romana
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