Cuando veo fotografías de guerras en los medios informativos, me invitan a la reflexión. A veces, observo un tanque que representa el horror y la destrucción, al lado de un soldado que ora. Reflexiono: ya que lo que mis ojos captan, me conduce a hundirme en los recuerdos e historias de muchos pueblos, en su religión, en su etnocentrismo y, en general, en su cultura.
Cuando tenemos en nuestras manos El Corán, El Viejo o El Nuevo Testamento u otros libros sagrados, los cuales nos sumergen en lo espiritual… Encontramos en sus escritos las normas sagradas de: “No matarás.” ¿Ese soldado implora buscando encontrar el valor para lo que va a hacer instante después o está buscando fuerza para poder pelear?... ¿O ese integrante de cualquiera religión, o partido se nutre de su filosofía para matar a inocentes sean ellos: hombres, mujeres, ancianos y niños? ¿Es temor a perder su vida, o es el temor a Dios? ¿O forma parte de un momento de arrepentimiento? ¿O son planes divinos? Pero, hay muchas filosofías, religiones o partidos políticos que con los libros de sus ideologías y siempre pensando que están en lo cierto y que tienen la verdad, han cometido muchos crímenes.
Así lo vemos en diferentes teologías o ideologías, en las cuales, el espíritu guerrero, lo conduce a un trance de lo humano a lo inhumano. Por momento es un ángel, no quiere hacer daño, pero al mismo tiempo, su “dios o líder” le dice que tiene que actuar y en nombre de su divinidad, o de su ideología, a veces, se coloca una bomba en su cuerpo y sube a un autobús o un lugar público y la hace explotar. Él quiere ser partícipe de una misión divina ligada a la historia santa o política. Su conciencia le ordena, que tiene que matar… o se concentra para que salgan misiles, los cuales, caen a varios kilómetros, arruinando las vidas de quienes a veces ignoran el conflicto... o desde un avión bombardear tranquilamente ciudades enteras, con los estandartes y sus iconos, sus emblemas, banderas, escudos u otro símbolo y, va a devastar orgulloso de pertenecer a una religión, partido político, país o filosofía.
Cuando revisamos La Biblia, encontramos que las invasiones de ciudades están determinadas por el mandato divino. Jericó fue tomada después que las trompetas de Josué sonaron siete veces y los muros cayeron. ¿Están ligados los dioses al cambio?, ¿O es el hombre que involucra a los dioses?, y así, él, liberarse de la culpabilidad, ¿O es el pretexto para las transformaciones sociales en lo económico, cultural o religioso… o del paso de la vida nómada a la vida sedentaria? Unos porque eran politeístas, y los otros, monoteístas. Unos sedentarios y, otros, nómadas. Unos agricultores y, otros, pastores; el conflicto de Caín y Abel (uno pastor y el otro agricultor) es un ejemplo, o el problema entre los que tienen un mineral, como el petróleo. Los documentos de la historia están llenos de combates, de muertes, de odios, de éxodos, de dolor…como también, de intercambios.
Encontramos los conceptos: “yo soy elegido”, “mi religión es la verdadera”, “mi partido es el mejor,” “yo soy el líder, y mi filosofía es la universal”, “te salvarás con la mía y tendrás vida eterna y mejor confort social y, si no crees en la mía, te destruyo, porque los dioses o los líderes están conmigo y mi filosofía y mi partido son los mejores”.
Ayer y hoy, y como siempre, las guerras están en la historia de los pueblos y aun antes de la escritura continuamente hubo combates y conflictos... El Papa Urbano II preparó la primera Cruzada cristiana. En 1099, partieron hacia Jerusalén y en ese largo camino mataron a los judíos u otros, que ellos consideraban que eran infieles o herejes. Y en nombre, de Cristo mataron y saquearon. Sin embargo, Cristo había manifestado el amor y la compresión hacia los otros pueblos. Jesucristo habla de amor y de tolerancia. La Edad Media occidental, dio la Santa Inquisición. Y así, fue en América india, donde los aborígenes se “convirtieron” a la fuerza, y otros, fueron masacrados. Ellos tenían dioses diferentes, pero también amantes de sacrificios y de matanzas. Sin olvidar, el conflicto entre protestantes y católicos siglo XVII y, la expulsión y masacres de protestantes (hugonotes), en Francia, por los cristianos, como también, hace años los combates entre protestantes y católicos entre Irlanda e Inglaterra.
El hombre mata en nombre de los dioses olvidándose que lo humano forma parte de lo sagrado. Pero es principalmente de esta manera, cuando el fanatismo se apodera de las personas en su esencia y el odio es el cóctel o combinación que enceguece y alimenta las pasiones.
Hoy, una tarde con un bello cielo lleno de infinitas gamas de colores azules...pienso que el humano se aparta de lo sagrado para caer en la maldad, en lo banal, en lo material y por intereses económicos, políticos, culturales, religiosos o de espacios de tierra se pierde, él mismo. Cree que es sólo su visión la válida, olvidándose que sus semejantes son un reflejo de lo que es él, si da amor y amistad, recibirá lo mismo, y si da odios y violencia, recibirá el eco de esa misma manera. Sin embargo, a veces, y en los mayoría de los casos son los mismos hombres que se construyen sus rencores, sus egoísmos, y especulan que son los dioses o guías espirituales o políticos que les ordenan pelear, sin embargo, algunos han estimulado odiar y matar para asombro y desgracia de la humanidad...
Reflexiono que a veces hay otros puntos de vistas y, solamente tenemos que aceptar que somos culturalmente diferentes con otras poblaciones, religiones, partidos políticos y filosofías. No obstante, somos totalmente humanos a pesar que hay momentos que nos alejamos de la esencia como seres pensantes y con el fanatismo nos llenamos de odios, demoliendo nuestra espiritualidad y dejamos que el aborrecimiento, el egoísmo y nuestro deseo de dominación y poder llene nuestros pensamientos con la maldad y antipatías, arruinando lo sagrado que hay en cada uno de nosotros y, se nos olvida que lo más importante es el amor, la paz y la tolerancia hacia el prójimo...
Esteban Castillo estebancastil26@hotmail.com
miércoles, 10 de diciembre de 2008
viernes, 14 de noviembre de 2008
Yuye de Lima
METAMORFOSIS Y LIBERTAD
Yuye
Cuando en Paris hace ya unas décadas conocí a la artista Yuye De Lima, pensé que no la conocía con anterioridad, pero, sin embargo, ya habíamos expuestos en salones de arte en Venezuela. Hicimos amistad y en muchas oportunidades expusimos juntos en exposiciones colectivas de los salones parisinos, en exposiciones de artistas latinoamericanos y una que otra exposición individual; compartimos espacios con artistas como Julio Pacheco Rivas y Edison Parra, por allá en los años 80.
Siempre pasaba a visitarle en su taller de la Rue Bercy, andaba ella en ese momento en una búsqueda de movimiento, obra de un acabado casi como si fuesen un diseño de joyas, ( ella es orfebre desde hace años) obras donde esferas se paseaban y daban la sensación de movimiento, de desplome, como si trataran de dominar su desplazamiento pero se quedaban fijas y era nuestra mente que lo imaginaba, logrando así una sensación de equilibrio, como si esas esferas giraran sobre ellas mismas y trataran de no salirse de sus orbitas.
Su taller era el lugar de encuentros de muchos artistas de diferentes nacionalidades; lugar para tomar café y sobre todo hablar de nostalgias y de búsquedas e interrogantes del arte. Su taller era el lugar, en el cual, muchos artistas hacían sus experiencias plásticas. Así, era su taller; como un templo donde se adoraba al arte. Yuye nació en Trujillo( Venezuela) y desde hace años está dedicada a las formas, texturas y colores...
Los años pasaron y siempre compartíamos, y nuestra amistad cada vez se solidifico más y más. Ella regreso a Venezuela hace ya unos cuantos años, y ahora que vivo en mi país, a veces paso por su taller en Caracas y volvemos a entablar largas conversaciones, me muestra sus trabajos y me dice ¿ Qué piensas tú de estas inquietudes? ¿Te gusta ésta obra? y le acepta que yo opine sobre lo que está haciendo, y me va explicando el porque de sus búsquedas, logros y dudas...
Hace años, se había alejado del aluminio, hierro o de la obra ejecutada con precisión, (producida allá, en París) y de un gran acabado logrados por especialistas... sus inquietudes, ahora, eran otras, buscaba en la textura y en los colores ocres, sepias y marrones, otra manera de decir las cosas. Otra manera de interpretar e integrar nuevos elementos estructúrales a sus obras de formatos irregulares. Formas geométricas trabajadas con textura. Formas recortadas que se ensamblaban en diferentes planos, las cuales, las mostró en la Galería Espacio Fénix, de Caracas, en la década de los 90. Obras desarrollada para ser colgadas, ya se alejaba de su obra que uno tenia que recorrerla y verla de diferentes puntos de vista, a pesar que ésta nueva faceta también tenía volumen ,pero era más concebida para estar colocada en una pared... dejaba atrás su obra volumétrica que mostró en muchas exposiciones en París, Venezuela y en otras latitudes. Ahora, sus preocupaciones plásticas eran otras.
Pasaron los meses y los años; y de nuevo está con otra nueva inquietud, con formas y materiales ensamblados insinuando “mariposas”. Hoy se acerca a mostrarnos una obra que emprende el vuelo, mariposas que ya han pasado por toda las metamorfosis, de orugas y crisálidas han quedado atrás en tantos trabajos anteriores. Yuye desde hace años anda en la búsqueda de lo etéreo, aun siendo visible y tangible, en ese camino de la trasmutación de los materiales convirtiéndolo o insinuando las alas de mariposa, que dejan traslucir las partes internas de su estructura de lepidópteros, pero visto e interpretado por los ojos críticos y sensible de alguien que ha dedicado años a la investigación. Hoy están ahí, con madera, con alambres, rejillas de metal, hierro, con aluminio, con formas irregulares, como fijadas para ser mostradas en un laboratorio o museo de ciencias naturales.
Cuando observamos estas “Mariposas” de la artista Yuye De Lima, estamos viendo todas esas transformaciones que la artista ha sufrido, o mejor dicho: su obra. Las metamorfosis a través del tiempo, para mostrarnos una creación alejada de convencionalismo. Ahí, están ellas, esperando para que la artista con su imaginario las conduzca a otra transformación... posiblemente, o es así, ese vuelo de estos insectos comenzó hace muchos años, pero tuvieron que pasar por diferentes etapas... por allá en el año 1964, en el salón Arturo Michelena y desde esa época hasta ahora, siempre ha habido innovaciones en la obra de ésta artista y lo prueban esas etapas y mutaciones donde sus creaciones siguen en “ Vuelo Libre” como muy bien ella ha llamado su última exposición y seguiremos esperando por las próximas obras, porque Yuye De Lima, siempre nos da una obra nueva y rica en soluciones plásticas... actualmente, y en ésta exposición titulada: sigue con las Mariposas y nos lleva a su origen, aún más lejos, nos conduce a los génesis donde nacen nuevas formas y donde el espectador quedará sorprendido por la inventiva de ésta artista, que siempre nos dará sorpresas en su manera de realizar su obra...y en esos caminos que ella asume con gran riesgo y con las aventuras y sueños que debe de tener todo artista...
Esteban Castillo
domingo, 24 de febrero de 2008
¿CÓMO PINTA SERVIDEO?
¿Cómo pinta Servideo?
Un día, hace ya varías décadas, las calles de Barquisimeto amanecieron llenas de afiches con ésta pregunta, la cual, anunciaba la exposición del pintor Servideo López, y fue tanto, la popularidad de esa frase que cuando uno veía un amigo decía ¿Cómo pinta Servideo? La otra persona contestaba: “Con los dedos”.
Era el tiempo del Grupo Espiral. Con afiches pegados en las paredes, y en las vitrinas de las tiendas y sobre todo en la puerta de la Biblioteca Pública, una valla de tres metros por dos, con el retrato del expositor. El público se acercaba para ver la muestra y los catálogos se terminan inmediatamente…El director se niega a mandar hacer más catálogos. Descolgamos los cuadros y se crea un gran conflicto y escándalo. La prensa, la radio y sobre todo los programas radiales de noticias hacen un gran alboroto, y se convierte en el “affaire Servideo”. La gobernación interviene y el director termina fuera de la biblioteca.
Así éramos este grupo de artistas jóvenes, criticábamos todo. Irreverentes, pero bien informados de lo que se había hecho o se hacía en arte en otros países. El otro grupo de pintores pertenecían al Taller de Arte Realista y su principal exponente era el maestro José Requena, y muchos otros. Nosotros bañábamos en la irreverencias de los manifiestos dadaístas y futuristas que habían hecho algarabía en Europa a comienzos del siglo 20. “El techo de la ballena”, inauguraba la exposición “Necrofilia” del artista Carlos Contramaestre. Fue un gran bullicio que sacudió muy fuerte el ambiente cultural de Caracas. Ya se había dado la polémica sobre el arte abstracto entre Miguel Otero Silva y Alejandro Otero, y la silenciosa Marisol Escobar, representaba a Venezuela con sus esculturas en madera y otros materiales, en la Bienal de Venecia. El grupo “40 grados a la sombra” en Maracaibo, mostraba las “Materias flotantes” de Francisco Hung.
Éramos jóvenes con deseo de hacer arte. Jóvenes, que buscábamos ayudas de profesionales para hacer nuestros catálogos y llegamos a editar algunos periódicos con poemas, dibujos y comentarios.
Pocos años antes, (1958) se había producido la caída del dictador Marcos Pérez Jiménez. Y el pueblo gritó, ¡Libertad! ¡Libertad! ¡Democracia! Había llegado un gran renacer en Venezuela. La arquitectura moderna con influencias de la Bauhaus, (casa de la construcción) llenaba urbanizaciones y en el país se construían autopistas, avenidas y modernos edificios que “nacían” como hongos. Descubríamos el existencialismo y el psicoanálisis. El teatro con Roman Chalbaud y José Ignacio Cabrujas montaban obras de carácter social y político, mientras tanto, el Quinteto Contrapunto con sus melodías nos hacía descubrir y amar la música folclórica… Como también, “El Porteñazo” había dejado muchos muertos y heridos, y en las montañas de Lara y Falcón, habían hombres y mujeres en armas y plenos de utopías…
El Teatro Juares con sus candilejas, todo el tiempo, iluminadas, movimientos de tramoyas y de decorados diferentes. Obras de teatro, conciertos y ballet… Un grupo de jóvenes amantes del teatro esperando que el viejo Godoy nos dejara pasar por la puerta de atrás, gratuitamente, para disfrutar de la obra: “El pez que fuma” y de muchas otras…
Nuestro campo de acción era ese espacio entre Teatro Juares y la Plaza Bolívar. Ahora, era el Grupo Tonel. Y un día hicimos un muñeco para una obra de teatro, de tres metros de alto y desnudo; lo paseamos en hombros hasta el lugar donde si iba a representar la pieza, ahí, estaban: Juanito Cassany, Rafael Fajardo, Jorge Peraza, , Rodrigo Rodríguez ( el de Carora) Servideo López, y mi persona, mientras Aguedo Parra, arreglaba las luces y el sonido, y Wilmer Peraza, Tomas Musset y Maria Andrade ayudaban a planificar las actividades, y los jovencitos Gerardo Escalona y Alfredo Mendoza hacían sus primeros dibujos.
Se montaban exposiciones en los barrios, en el cementerio en señal de protesta… se hacían rifas de cuadros, buscábamos dinero para poder hacer montajes de las obras de teatro. Y así, pasaban los días y hasta altas horas de la noche, soñando e inventando. Venían a este lugar muchos artistas, entre ellos: Rubén Días Castañeda, César Andrade y los titiriteros Ezequiel Arango, Maria Liendo, sin olvidar a Oscar García, Pablo Catari y Edgar Morón llegaban con libretos de “Ceremonia para una cabra sobre una nube” o la obra: “Picnic en el campo de batalla” de Fernando Arrabal, y Antonio Urdaneta, escribía “El silbador”, lo mismo, que Simón Colombo y Artemio Sequera comentaban sobre teatro…
El Teatro Juares era un icono de la ciudad, constantemente, había una gran actividad cultural. Siempre teníamos proyectos y con deseos de pintar, de escribir, de actuar, de criticar, de escandalizar, de realizar, de sorprender. Porque nosotros pensábamos que la actividad intelectual debería ser innovadora, y tratábamos de romper esquemas, aprendíamos cada día para mostrar lo mejor de cada uno. En pintura admirábamos a Soto, Picasso o Cezanne, en literatura a los escritores Venezolanos, a los mexicanos, y no importaba que fuera de derecha o de izquierda, lo importante era su arte y sus obras; en filosofía a Sartre, en poesía a Baudelaire o a Rimbaud. En el teatro a Eugene Ionesco, Bertolt Breach, Samuel Beckett, el teatro del absurdo… y así, pasó el tiempo. Yo me fui a París conjuntamente con Servideo. Ya el Espiral y el Grupo Tonel habían hecho una actividad en lo cultural, y continuó en el trabajo Wilmer Peraza y otros. Después vinieron Simbiosis, mientras que el poeta Álvaro Montero, dirigía el Centro Cultural Lea. Se formaron grupos populares artísticos en los barrios, porque era verdad que a veces éramos o fuimos irreverentes, pero todos fuimos estudiosos y con un gran deseo de superación y de hacer arte de vanguardia….
Los años han pasado, ya la línea amarilla de la carrera 21 y carrera 18, no existen, ni el autobús especial amarillo y rojo de 0,25 céntimos de la calle El comercio, o la línea 8 de septiembre… ya en el Hotel Restauran la Francia, frente al Teatro Juares no está, ni se pueden comer huevos a la ranchera, que eran una exquisitez. La Librería Serra, no la encontramos, o ese lugar tan distinguido como: “Música y Arte”, ni el espacio refugio de los intelectuales en la Librería Occidente, en la Av. Vargas. No se oyen los gritos y los parlamentos de los actores: Ramón Lameda, Yolanda Peraza, Ricardo Torrealba, Pastor Barragán, Gabriel Castillo y de Jacobo Pineda, y muchos otros, que se me han olvidado sus nombres… ya la columna: “El duende del Juares”, de Rafael Montes de Oca Martínez, dejó de salir, y sólo queda en el recuerdo de muchos lectores.
Ahora, pasamos y observamos esos espacios silentes, con tramoyas sin movimientos, sin escenografías ni actores, sin candilejas de colores, y soñamos que se iluminen de nuevo. Nos recordamos, de esos amigos como Carlos Denis, que ya no está con nosotros, o al amigo Jaime Niño, quien camina por el bulevar cargado de recuerdos…, pienso y digo: ¡Así pintaba Servideo en la década de los 60!: con sueños, con poesías, con irreverencias, con colores y líneas, con gesto de actores, porque ese momento, marcó una época; fue una gran cantera de las artes hecho por jóvenes( hoy, sexagenarios), que quisimos crear, y yo fui, uno de ellos…
Esteban Castillo Estebancastil26@hotmail.com
Un día, hace ya varías décadas, las calles de Barquisimeto amanecieron llenas de afiches con ésta pregunta, la cual, anunciaba la exposición del pintor Servideo López, y fue tanto, la popularidad de esa frase que cuando uno veía un amigo decía ¿Cómo pinta Servideo? La otra persona contestaba: “Con los dedos”.
Era el tiempo del Grupo Espiral. Con afiches pegados en las paredes, y en las vitrinas de las tiendas y sobre todo en la puerta de la Biblioteca Pública, una valla de tres metros por dos, con el retrato del expositor. El público se acercaba para ver la muestra y los catálogos se terminan inmediatamente…El director se niega a mandar hacer más catálogos. Descolgamos los cuadros y se crea un gran conflicto y escándalo. La prensa, la radio y sobre todo los programas radiales de noticias hacen un gran alboroto, y se convierte en el “affaire Servideo”. La gobernación interviene y el director termina fuera de la biblioteca.
Así éramos este grupo de artistas jóvenes, criticábamos todo. Irreverentes, pero bien informados de lo que se había hecho o se hacía en arte en otros países. El otro grupo de pintores pertenecían al Taller de Arte Realista y su principal exponente era el maestro José Requena, y muchos otros. Nosotros bañábamos en la irreverencias de los manifiestos dadaístas y futuristas que habían hecho algarabía en Europa a comienzos del siglo 20. “El techo de la ballena”, inauguraba la exposición “Necrofilia” del artista Carlos Contramaestre. Fue un gran bullicio que sacudió muy fuerte el ambiente cultural de Caracas. Ya se había dado la polémica sobre el arte abstracto entre Miguel Otero Silva y Alejandro Otero, y la silenciosa Marisol Escobar, representaba a Venezuela con sus esculturas en madera y otros materiales, en la Bienal de Venecia. El grupo “40 grados a la sombra” en Maracaibo, mostraba las “Materias flotantes” de Francisco Hung.
Éramos jóvenes con deseo de hacer arte. Jóvenes, que buscábamos ayudas de profesionales para hacer nuestros catálogos y llegamos a editar algunos periódicos con poemas, dibujos y comentarios.
Pocos años antes, (1958) se había producido la caída del dictador Marcos Pérez Jiménez. Y el pueblo gritó, ¡Libertad! ¡Libertad! ¡Democracia! Había llegado un gran renacer en Venezuela. La arquitectura moderna con influencias de la Bauhaus, (casa de la construcción) llenaba urbanizaciones y en el país se construían autopistas, avenidas y modernos edificios que “nacían” como hongos. Descubríamos el existencialismo y el psicoanálisis. El teatro con Roman Chalbaud y José Ignacio Cabrujas montaban obras de carácter social y político, mientras tanto, el Quinteto Contrapunto con sus melodías nos hacía descubrir y amar la música folclórica… Como también, “El Porteñazo” había dejado muchos muertos y heridos, y en las montañas de Lara y Falcón, habían hombres y mujeres en armas y plenos de utopías…
El Teatro Juares con sus candilejas, todo el tiempo, iluminadas, movimientos de tramoyas y de decorados diferentes. Obras de teatro, conciertos y ballet… Un grupo de jóvenes amantes del teatro esperando que el viejo Godoy nos dejara pasar por la puerta de atrás, gratuitamente, para disfrutar de la obra: “El pez que fuma” y de muchas otras…
Nuestro campo de acción era ese espacio entre Teatro Juares y la Plaza Bolívar. Ahora, era el Grupo Tonel. Y un día hicimos un muñeco para una obra de teatro, de tres metros de alto y desnudo; lo paseamos en hombros hasta el lugar donde si iba a representar la pieza, ahí, estaban: Juanito Cassany, Rafael Fajardo, Jorge Peraza, , Rodrigo Rodríguez ( el de Carora) Servideo López, y mi persona, mientras Aguedo Parra, arreglaba las luces y el sonido, y Wilmer Peraza, Tomas Musset y Maria Andrade ayudaban a planificar las actividades, y los jovencitos Gerardo Escalona y Alfredo Mendoza hacían sus primeros dibujos.
Se montaban exposiciones en los barrios, en el cementerio en señal de protesta… se hacían rifas de cuadros, buscábamos dinero para poder hacer montajes de las obras de teatro. Y así, pasaban los días y hasta altas horas de la noche, soñando e inventando. Venían a este lugar muchos artistas, entre ellos: Rubén Días Castañeda, César Andrade y los titiriteros Ezequiel Arango, Maria Liendo, sin olvidar a Oscar García, Pablo Catari y Edgar Morón llegaban con libretos de “Ceremonia para una cabra sobre una nube” o la obra: “Picnic en el campo de batalla” de Fernando Arrabal, y Antonio Urdaneta, escribía “El silbador”, lo mismo, que Simón Colombo y Artemio Sequera comentaban sobre teatro…
El Teatro Juares era un icono de la ciudad, constantemente, había una gran actividad cultural. Siempre teníamos proyectos y con deseos de pintar, de escribir, de actuar, de criticar, de escandalizar, de realizar, de sorprender. Porque nosotros pensábamos que la actividad intelectual debería ser innovadora, y tratábamos de romper esquemas, aprendíamos cada día para mostrar lo mejor de cada uno. En pintura admirábamos a Soto, Picasso o Cezanne, en literatura a los escritores Venezolanos, a los mexicanos, y no importaba que fuera de derecha o de izquierda, lo importante era su arte y sus obras; en filosofía a Sartre, en poesía a Baudelaire o a Rimbaud. En el teatro a Eugene Ionesco, Bertolt Breach, Samuel Beckett, el teatro del absurdo… y así, pasó el tiempo. Yo me fui a París conjuntamente con Servideo. Ya el Espiral y el Grupo Tonel habían hecho una actividad en lo cultural, y continuó en el trabajo Wilmer Peraza y otros. Después vinieron Simbiosis, mientras que el poeta Álvaro Montero, dirigía el Centro Cultural Lea. Se formaron grupos populares artísticos en los barrios, porque era verdad que a veces éramos o fuimos irreverentes, pero todos fuimos estudiosos y con un gran deseo de superación y de hacer arte de vanguardia….
Los años han pasado, ya la línea amarilla de la carrera 21 y carrera 18, no existen, ni el autobús especial amarillo y rojo de 0,25 céntimos de la calle El comercio, o la línea 8 de septiembre… ya en el Hotel Restauran la Francia, frente al Teatro Juares no está, ni se pueden comer huevos a la ranchera, que eran una exquisitez. La Librería Serra, no la encontramos, o ese lugar tan distinguido como: “Música y Arte”, ni el espacio refugio de los intelectuales en la Librería Occidente, en la Av. Vargas. No se oyen los gritos y los parlamentos de los actores: Ramón Lameda, Yolanda Peraza, Ricardo Torrealba, Pastor Barragán, Gabriel Castillo y de Jacobo Pineda, y muchos otros, que se me han olvidado sus nombres… ya la columna: “El duende del Juares”, de Rafael Montes de Oca Martínez, dejó de salir, y sólo queda en el recuerdo de muchos lectores.
Ahora, pasamos y observamos esos espacios silentes, con tramoyas sin movimientos, sin escenografías ni actores, sin candilejas de colores, y soñamos que se iluminen de nuevo. Nos recordamos, de esos amigos como Carlos Denis, que ya no está con nosotros, o al amigo Jaime Niño, quien camina por el bulevar cargado de recuerdos…, pienso y digo: ¡Así pintaba Servideo en la década de los 60!: con sueños, con poesías, con irreverencias, con colores y líneas, con gesto de actores, porque ese momento, marcó una época; fue una gran cantera de las artes hecho por jóvenes( hoy, sexagenarios), que quisimos crear, y yo fui, uno de ellos…
Esteban Castillo Estebancastil26@hotmail.com
sábado, 26 de enero de 2008
Hormigas, hombres y sociedad
Hormigas, hombres y sociedad
Mi amigo francés, Jean se hace cada día más fanático de los insectos sociales, en especial, las hormigas. Tiene: libros, videos, películas, y sobre todo se ha convertido en un admirador de la sociobiología, cuyo teórico es el etólogo Edward Wilson, quien ha escrito muchos libros sobre los insectos, entre ellos, algunos sobre la vida de las hormigas. Este científico tiene alrededor de 60 años estudiando las hormigas y argumenta que todo lo determinan los genes e igualmente piensa que todo lo que el hombre hace, es el resultado de sus genes: la religión, la ética y el altruismo.
Sin ser verdaderamente un conocedor de la materia, no creo que sea el gen el que decida todo, ya que lo cultural y la libertad que son muy importantes. Que sean los genes que establezcan todo, es simplemente puro determinismo como en las hormigas y las abejas; ya que, en ellas, no existe la autonomía que es uno de los valores fundamentales en toda sociedad de los humanos. Sin embargo, la verdad es que el mundo de los insectos sociales es interesante, pero, me quedo con el sistema de los homos sapiens sapiens.
Al hombre desde hace siglos le ha llamado la atención el comportamiento y la vida de estos insectos y en la Biblia hay la moraleja de la chicharra y la hormiga, mientras ella cantaba, la hormiga trabajaba haciendo sus provisiones, para el invierno... También trabaja “ordeñando” los pulgones que cuando ellas los tocan segregan una sustancia azucarada, que les sirve de alimento. Desde hace tiempo, a las hormigas se les ha visto como organizadas y muy trabajadoras, y se les ha dado nombre de reina, obreras y las esclavas, las cuales son infértiles y sin alas. La función de la reina es poner huevos, como una máquina y no se va a preocupar por sus crías, ya que otras llamadas obreras se ocuparan de trabajar en “ la maternidad ” y de alimentar y cuidar de las mismas, también se ocupan de preparar los hongos con las hojas que colocan “sabiamente” en un lugar determinado, que se convierte a los días en su alimento preferido, y están los guardias o soldados, los cuales, defienden la entrada de la cueva y hay las que salen a explorar y venir con el “chisme”en donde hay comida.
Mi amigo francés, Jean se hace cada día más fanático de los insectos sociales, en especial, las hormigas. Tiene: libros, videos, películas, y sobre todo se ha convertido en un admirador de la sociobiología, cuyo teórico es el etólogo Edward Wilson, quien ha escrito muchos libros sobre los insectos, entre ellos, algunos sobre la vida de las hormigas. Este científico tiene alrededor de 60 años estudiando las hormigas y argumenta que todo lo determinan los genes e igualmente piensa que todo lo que el hombre hace, es el resultado de sus genes: la religión, la ética y el altruismo.
Sin ser verdaderamente un conocedor de la materia, no creo que sea el gen el que decida todo, ya que lo cultural y la libertad que son muy importantes. Que sean los genes que establezcan todo, es simplemente puro determinismo como en las hormigas y las abejas; ya que, en ellas, no existe la autonomía que es uno de los valores fundamentales en toda sociedad de los humanos. Sin embargo, la verdad es que el mundo de los insectos sociales es interesante, pero, me quedo con el sistema de los homos sapiens sapiens.
Al hombre desde hace siglos le ha llamado la atención el comportamiento y la vida de estos insectos y en la Biblia hay la moraleja de la chicharra y la hormiga, mientras ella cantaba, la hormiga trabajaba haciendo sus provisiones, para el invierno... También trabaja “ordeñando” los pulgones que cuando ellas los tocan segregan una sustancia azucarada, que les sirve de alimento. Desde hace tiempo, a las hormigas se les ha visto como organizadas y muy trabajadoras, y se les ha dado nombre de reina, obreras y las esclavas, las cuales son infértiles y sin alas. La función de la reina es poner huevos, como una máquina y no se va a preocupar por sus crías, ya que otras llamadas obreras se ocuparan de trabajar en “ la maternidad ” y de alimentar y cuidar de las mismas, también se ocupan de preparar los hongos con las hojas que colocan “sabiamente” en un lugar determinado, que se convierte a los días en su alimento preferido, y están los guardias o soldados, los cuales, defienden la entrada de la cueva y hay las que salen a explorar y venir con el “chisme”en donde hay comida.
Cuando encuentran un árbol o una planta que les interesa, se suben a la planta y con sus tenazas cortan las hojas de la misma manera como hace millones de años y abajo esperan otras obreras especializadas para llevarlas a la cueva y caminan al mismo ritmo; eso se llama programación, en otras palabras determinismo.
Trabajan con feromonas que le sirve de marcar el camino por donde pasan. Están programadas para trabajar, trabajar y trabajar; cada una se ocupa sólo de cumplir su función dentro del hormiguero, en consecuencia no se cansan ni protestan ni hacen huelgas. Se ha comentado, años atrás, que si se toma el gen que determina que la hormiga o la abeja obrera sea obrera y se trasladase al hombre, en especial, a los obreros se terminarían las huelgas. Pienso que son especulaciones de algunos, ya que para mí es pura ciencia-ficción y lo veo poco probable ya que el hombre desde hace tiempo ha luchado por vivir en una sociedad donde reine la libertad.
Rinden una función de enriquecer los suelos y en algunas plantas ayudan como polinizadoras como en el higo, y muchas otras; transportan las semillas lejos de la planta y así hacen funciones de expandir el vegetal. Sin embargo, a veces le hace la vida imposible al humano y se convierten en una plaga.
Las hormigas, las abejas y otros animales sociales aparecieron hace millones de años, mucho antes que el hombre estuviera en la tierra, y han conservado ese “extraño” comportamiento “aprendido” en el tiempo: la reina vive años y pone miles de huevos mientras que los machos mueren después de aparearse.
Algunas personas piensan que es una sociedad perfecta, y uno de ellos es mi amigo Jean que sueña que la sociedad del hombre llegue a ser como la de las hormigas, pero una cosa es cierta que cuando las observamos, pareciera que funciona muy bien, pero, allí no hay espacio para la libertad, lo que vemos es una gran maquinaria, la cual forma una unidad de comportamientos…
Meses atrás, estaba regando mis plantas en el taller, y de repente vi como comenzaron a salir las hormigas, para ellas era una gran inundación y observé, igualmente, como brotaban de la cueva con sus huevos y los fueron colocando en un lugar seco y noté como si hubiese alguien que las dirigiera; miré un largo rato y ellas seguían incansablemente su actividad; pero, al mismo tiempo, había otras que buscaban “un lugar seguro” y al encontrarlo vi como comenzaron a llevarse los huevos al nuevo sitió.
Sin lugar a duda, yo también admiro a estos animales sociales, pero, no soy como mi amigo Jean, que ya su esposa no halla que hacer con él y sus hormigas, su pasión y su amor por éstos insectos.
Sin duda, que es interesante la vida de las hormigas o de las abejas. Pero la sociedad de los humanos es más encantadora y más compleja... el humano tiene el libre albedrío: escoger, cambiar y decidir. Nosotros funcionamos con la reflexión, y es verdad que hemos hecho cosas bellas e importantes en la historia de la humanidad, también, hemos lanzados bombas y hemos destruidos ciudades y sobre todos a personas inocentes, cosas que las hormigas no han hecho... ellas funcionan genéticamente y tienen programado defender su especie...ellas funcionan con feromonas... nosotros con el razonamiento, pero, al mismo tiempo, somos irracionales en muchos comportamientos, donde la ira, el egoísmo, la soberbia, la cólera, la envidia y la maldad destruye a otros.
Sin titubeos, prefiero pertenecer a la sociedad del homo sapiens sapiens que al de las hormigas, porque la que nació para reina, esclava u obrera continuará toda su vida así; mientras que nosotros tenemos la posibilidad de escoger lo que vamos a hacer y ser, sabemos seleccionar, tenemos, en la mayor parte de las personas: juicio crítico, podemos cambiar, enmendar, analizar... hemos realizado bellas obras de artes, bellas construcciones de edificios, en la literatura y en la música, grandes filósofos como Aristóteles, Sócrates, Platón , en la espiritualidad hemos dados hombres como: Jesús, Buda, Confucio, y muchos otros… mientras, ellas continúan con su misma arquitectura de cuevas hace millones de años y cortando las hojas de la misma manera y comiendo el mismo hongo que preparan, y nosotros hace ya un tiempo que andamos por el espacio buscando un nuevo hábitat.. Porque a los humanos nos gusta tener libertad y libre albedrío.
Esteban Castillo estebancastil26@hotmail.com
Zapatos plateados y Londres
A mi amigo Ernesto Jiménez dedico
Después de vivir año y medio en París, me vi obligado a dejarlo para buscar trabajo en Londres. Mi ignorancia era muy grande sobre ésta ciudad, y poco conocía de lo que se hacía en la metrópoli londinense en arte. Como no tenía beca, decidí tomar el tren e irme a la aventura. Después, tomé el barco y con grandes ilusiones veía el gran Canal de la Mancha. Luego, horas más tarde, otra vez, agarro de nuevo el tren y horas después, se me aparece la gran urbe. Acompañado con mi maleta llena de esperanzas y optimismo llegué a Victoria Station; salir y caminar sorprendido de ver las calles y edificios desconocidos para mí. Descubría a Londres, de cuando en cuando veía asombrado pasar autobuses rojos de dos pisos; marchaba hacia un barrio llamado E’arls Court que estaba lejos del centro, y miraba el plano para orientarme. En mi caminar pasé frente al Museo de Ciencias y, caminaba y caminaba, era verano de 1969, y el sol estaba ahí, resplandeciente y alumbrándome para que yo viera el camino…
Tenía hambre, entré a un restauran y pedí: “bacon and eggs”, un pequeño descanso y continúo; ya son casi las diez de la noche y estoy llegando al barrio. Veo un banco en la Avenida Cromwell. Estoy cansado, tengo sueño y me preparo a dormir, y a entregarme a los brazos de Morfeo, en esa gran ciudad, la cual, no conozco… no tengo dinero para pagarme un hotel, en ese momento, aparece alguien por asar. Es un venezolano, y me pregunta: ¿Qué haces ahí? -No tengo donde dormir y voy a pernoctar en éste banco, le respondí y, muy gentilmente, me ofrece su pequeño apartamento.
Ahora, ya tengo mi pequeña habitación en el primer piso del 13 Neverd Road, ya me queda poco dinero para comer; y traté de “arreglar” la electricidad para pagar menos y quemé el medidor, resultado, total oscuridad y una gran angustia… Pasan los días, camino por las calles buscando trabajo para lavar platos, y en esa búsqueda, por casualidades de la vida, encuentro a mi gran amigo colombiano Ernesto Jiménez. Le cuento a mi amigo la situación, por la cual estoy atravesando, y me dice: “Mi querido amigo, yo vengo de Estocolmo y traigo dinero y es tuyo también; he lavado plato durante cuatro meses y tengo para vivir un tiempo y me dijo: vamos al abasto a resolver esto”… compró comida y miles de cosas más, y hasta una botella de güisqui,(para celebrar el reencuentro) y terminó diciéndome: no te preocupes por el pago de la habitación que yo pagaré.
Había conocido a mi amigo en 1967, en la Alianza Francesa de París. Compartimos mucho y pasábamos horas en los conocidos cafés de Montparnasse…ahora, era Londres…, en los actuales momentos, mi amigo vive en Estocolmo rodeado de sus hijos colombianos, hijos suecos y de ocho nietos, y rodeado de amor y cariño.
Pero regresemos a Londres. Ernesto trabajaba lavando platos en un restauran, y yo me dedicaba a trabajar en mi arte… los domingos visitaba los museos ya que ese día son gratis. Fui al Museo de Ciencias. Vi, el Péndulo de Faucoult, donde se demuestra que la tierra gira sobre ella misma. Quedé extasiado ver como se balanceaba e iba cambiando de lugar y dejando un trazado sobre la arena. Construido con una bola pesada de hierro y suspendida por un cable de 67 metros… visité la Nacional Gallery, descubrí la obra del célebre pintor inglés William Turner, creador de marinas, de neblinas y tormentas, artista que influenció a Claude Monet, y así, nació el impresionismo. Caminar por los bordes del río Támesis, y entrar a la Tate Gallery, mirar admirar y descubrir a la artista inglesa Mary Martin, y su obra, la cual, me motivó y me influenció…
Los días van pasando, y voy descubriendo a Londres, sin embargo, no me enamoro de la ciudad. El frió, los días nublados y oscuros, las grandes nevadas nos sorprenden, la soledad nos acompaña… y un día, de bajas temperaturas, Ernesto, se pone su poncho colombiano y, me invita para que vayamos al bar donde todos los que regularmente lo frecuentan van vestidos de vaqueros…, y yo no tengo poncho. Miro a la cobija de cuadros que está sobre la cama, la agarro y con una tijera le hago un hueco y en lo que menos canta un gallo, ya está listo mi poncho… nos dirigimos hacia al bar, llegamos y, en una jarra grande mezclamos varías bebidas que se fusionaban con la música country del oeste americano y, llegaron las once de la noche. Es la hora de cerrar el bar… y para fuera todo el mundo. Hacía un frío horrible y nuestra visión veía doble.
Meses después, llegó el momento del viaje de mi amigo para Suecia, y me dice: “Ahora te toca a ti, lavar platos y agarrar mi trabajo en el restauran”, y así, fue como llegué a lavar platos, y a ser segundo jefe de cocina… trabajaba en las noches, desde las seis hasta la una de la madrugada. Los sábados me pagaban. El lunes compraba mis materiales para trabajar en mi obra. Cuando iba al abasto una amiga española me cobraba a la mitad del precio ¡Lástima que no podía enamorarla! a ella no le gustaban los hombres…
Religiosamente, los viernes en la tarde abría mi pote de pintura plateada y pintaba mis viejos zapatos. Los sábados y domingos me los ponía y caminaba muy seguro de mi pisada, como muy bien lo dice un proverbio árabe: “El que camina seguro de su pisada, camina como un rey”… y así, pasaban mis días, a veces con amigos venezolanos que venían a lamentarse conmigo las soledades de todos…y a compartir mi taller, también, con el doctor Raúl Díaz Castañeda y Edgar Mirabal.
Un domingo, agarré el metro. Me siento cerca de tres bellas chicas. Ellas se miran y de repente, una de ella se dirige a las otras dos y le comenta: “Que hombre tan ridículo con esos zapatos plateados” y, yo le contesté: seguro qué por lo criticonas son venezolanas y, en ese momento, con vergüenza, nos hicimos amigos…
Me regresé a París después de vivir tres años en Londres…, y un día, después de muchos años, llega a mi apartamento una chica llamada Emma Ramírez que quiere que yo la oriente en el arte e hicimos una bella amistad… y unos meses después, me dice: ¿Tú no te recuerdas de mí?, y le respondí: que no me recordaba de ella, y me dijo: fui yo quien te critiqué en el metro de Londres…
El tiempo ha pasado, pero las remembranzas están presentes; gracias a Internet, hoy la he vuelto a encontrar, vive en Florencia, con una hija, y ahora nos escribimos regularmente, y le digo: es el hombre de los zapatos plateados… de mi estadía de Londres me queda sólo el placer de cocinar, de haber realizado muchos cuadros, y el recuerdo de amigos que compartieron momentos muy bellos de mi vida y, a veces, me provoca pintar mis zapatos… sin embargo, el tiempo ha hecho su recorrido y únicamente quedan en las evocaciones y en los momentos compartidos con personas maravillosas e inolvidables, como también, de haber usado zapatos plateados…
Esteban Castillo
Estebancastil26@hotmail.com
Ahora, ya tengo mi pequeña habitación en el primer piso del 13 Neverd Road, ya me queda poco dinero para comer; y traté de “arreglar” la electricidad para pagar menos y quemé el medidor, resultado, total oscuridad y una gran angustia… Pasan los días, camino por las calles buscando trabajo para lavar platos, y en esa búsqueda, por casualidades de la vida, encuentro a mi gran amigo colombiano Ernesto Jiménez. Le cuento a mi amigo la situación, por la cual estoy atravesando, y me dice: “Mi querido amigo, yo vengo de Estocolmo y traigo dinero y es tuyo también; he lavado plato durante cuatro meses y tengo para vivir un tiempo y me dijo: vamos al abasto a resolver esto”… compró comida y miles de cosas más, y hasta una botella de güisqui,(para celebrar el reencuentro) y terminó diciéndome: no te preocupes por el pago de la habitación que yo pagaré.
Había conocido a mi amigo en 1967, en la Alianza Francesa de París. Compartimos mucho y pasábamos horas en los conocidos cafés de Montparnasse…ahora, era Londres…, en los actuales momentos, mi amigo vive en Estocolmo rodeado de sus hijos colombianos, hijos suecos y de ocho nietos, y rodeado de amor y cariño.
Pero regresemos a Londres. Ernesto trabajaba lavando platos en un restauran, y yo me dedicaba a trabajar en mi arte… los domingos visitaba los museos ya que ese día son gratis. Fui al Museo de Ciencias. Vi, el Péndulo de Faucoult, donde se demuestra que la tierra gira sobre ella misma. Quedé extasiado ver como se balanceaba e iba cambiando de lugar y dejando un trazado sobre la arena. Construido con una bola pesada de hierro y suspendida por un cable de 67 metros… visité la Nacional Gallery, descubrí la obra del célebre pintor inglés William Turner, creador de marinas, de neblinas y tormentas, artista que influenció a Claude Monet, y así, nació el impresionismo. Caminar por los bordes del río Támesis, y entrar a la Tate Gallery, mirar admirar y descubrir a la artista inglesa Mary Martin, y su obra, la cual, me motivó y me influenció…
Los días van pasando, y voy descubriendo a Londres, sin embargo, no me enamoro de la ciudad. El frió, los días nublados y oscuros, las grandes nevadas nos sorprenden, la soledad nos acompaña… y un día, de bajas temperaturas, Ernesto, se pone su poncho colombiano y, me invita para que vayamos al bar donde todos los que regularmente lo frecuentan van vestidos de vaqueros…, y yo no tengo poncho. Miro a la cobija de cuadros que está sobre la cama, la agarro y con una tijera le hago un hueco y en lo que menos canta un gallo, ya está listo mi poncho… nos dirigimos hacia al bar, llegamos y, en una jarra grande mezclamos varías bebidas que se fusionaban con la música country del oeste americano y, llegaron las once de la noche. Es la hora de cerrar el bar… y para fuera todo el mundo. Hacía un frío horrible y nuestra visión veía doble.
Meses después, llegó el momento del viaje de mi amigo para Suecia, y me dice: “Ahora te toca a ti, lavar platos y agarrar mi trabajo en el restauran”, y así, fue como llegué a lavar platos, y a ser segundo jefe de cocina… trabajaba en las noches, desde las seis hasta la una de la madrugada. Los sábados me pagaban. El lunes compraba mis materiales para trabajar en mi obra. Cuando iba al abasto una amiga española me cobraba a la mitad del precio ¡Lástima que no podía enamorarla! a ella no le gustaban los hombres…
Religiosamente, los viernes en la tarde abría mi pote de pintura plateada y pintaba mis viejos zapatos. Los sábados y domingos me los ponía y caminaba muy seguro de mi pisada, como muy bien lo dice un proverbio árabe: “El que camina seguro de su pisada, camina como un rey”… y así, pasaban mis días, a veces con amigos venezolanos que venían a lamentarse conmigo las soledades de todos…y a compartir mi taller, también, con el doctor Raúl Díaz Castañeda y Edgar Mirabal.
Un domingo, agarré el metro. Me siento cerca de tres bellas chicas. Ellas se miran y de repente, una de ella se dirige a las otras dos y le comenta: “Que hombre tan ridículo con esos zapatos plateados” y, yo le contesté: seguro qué por lo criticonas son venezolanas y, en ese momento, con vergüenza, nos hicimos amigos…
Me regresé a París después de vivir tres años en Londres…, y un día, después de muchos años, llega a mi apartamento una chica llamada Emma Ramírez que quiere que yo la oriente en el arte e hicimos una bella amistad… y unos meses después, me dice: ¿Tú no te recuerdas de mí?, y le respondí: que no me recordaba de ella, y me dijo: fui yo quien te critiqué en el metro de Londres…
El tiempo ha pasado, pero las remembranzas están presentes; gracias a Internet, hoy la he vuelto a encontrar, vive en Florencia, con una hija, y ahora nos escribimos regularmente, y le digo: es el hombre de los zapatos plateados… de mi estadía de Londres me queda sólo el placer de cocinar, de haber realizado muchos cuadros, y el recuerdo de amigos que compartieron momentos muy bellos de mi vida y, a veces, me provoca pintar mis zapatos… sin embargo, el tiempo ha hecho su recorrido y únicamente quedan en las evocaciones y en los momentos compartidos con personas maravillosas e inolvidables, como también, de haber usado zapatos plateados…
Esteban Castillo
Estebancastil26@hotmail.com
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