Amigos, artes y cuentos
Un espacio para los que les gusta el arte y contar historias
viernes, 6 de septiembre de 2013
Los 90 de Carlos Cruz Diez
jueves, 8 de septiembre de 2011
Músicos y pintores
Músicos y pintores
El barrio latino, en París, es un lugar donde se dan cita los extranjeros residentes y turistas, en especial, artistas suramericanos. Por años, los latinoamericanos, se han agrupado para tocar en los sitios nocturnos. Los primeros pintores en dar a conocer la música venezolana fueron Narciso Debourg y el maestro Jesús Rafael Soto.
Las canciones: Sancocho de huesito, Amalia, Amalia, Rosa, se oían en los centros nocturnos como en la Scala o El rancho guaraní, actualmente estos espacios para la música de la América del sur han cerrado. Los cafés El Mónaco y El Dantón eran el sitio donde se reunían para tomar café y, así, hablar de las nuevas canciones y del desarrollo de sus obras plásticas y literarias, asimismo, de política, de amores y de cambios sociales. Desde la década de los 50, fue el modus vivendi de muchos artistas, que con el charango, las maracas, el arpa, el cuatro, la guitarra, el bombo y otros instrumentos latinoamericanos, que se mezclaban en alegres ritmos y en las cuales, una chacarera, un vals peruano y un tango se juntaban con el zumba que zumba o un seis por derecho, o el ritmo de una cumbia o de un ballenato con un golpe tocuyano. Todos esos ritmos se unían en perfecta simbiosis y armonía. Eran una referencia de América del Sur…
En la década de los 60, otro grupo de artistas venezolanos vinieron a enriquecer este ambiente, entre ellos, se encontraba el pintor César Andrade, que muy rápido se integró con los amigos Gabriel Castillo, Policarpio Contreras, Carlos Guerra y el indio Guacaran para tocar en los sitios nocturnos, algunos, se llegaron a presentar en los grandes teatros de espectáculos como lo es:
Hace ya muchos años de esta historia que les voy a contar. Un día entre arepas y pabellón, y con los maestros Carlos Cruz Diez, Jesús Rafael Soto y un grupo de artistas venezolanos, comenzaron a tocar y me dijeron que tocara las marcas y, así participé en una tarde de verano donde los ritmos se unieron entre sabores y cantos y planes para hacer una exposición en Venezuela…! Fue una gran parranda ¡
Un día, voy a dar una vuelta por el café El Dantón y me encuentro con César Andrade y me dice: “Quiero que me acompañen Servideo y tú, a dar un concierto en un pueblo a las afueras de París. Servideo tocará el cuatro, tú vas a tocar las maracas, yo también tocaré el cuatro y cantaré” Le contesté: No soy músico, - él me respondió: “Tú tocas las maracas, muy bien”. Total, acepté… llegó el día que había que tomar el tren y nos fuimos a la gran aventura musical...el ruido de las ruedas del tren sobre los rieles se mezclaban con mis ritmos musicales imaginarios de mi Venezuela querida.
Por el camino, iba preocupado, de todas maneras, pensaba que sería una cosa sencilla. Andrade me comentó que el grupo se llamaba:” Los Molineros”; el nombre tomado de una pieza de su propia inspiración.
Después de un tiempo de viaje, llegamos al pueblo de Charenton, y cual no fue mi sorpresa, que al salir de la estación del tren, por dondequiera habían grandes pancartas que decían: Presentación del grupo musical “Los Molineros”, música de Venezuela. Al momento, pensé regresarme y no era algo tan familiar y sencillo, como lo había imaginado, era en el teatro de la ciudad. Llegamos, nos preparamos y se abrió el telón del teatro. Estaba repleto de personas y comenzamos con El cachicamo y otros golpes, como también, joropos y merengues.
El público aplaudía, ya el miedo y la timidez no estaban presentes. A Servideo se le deslizaba el cuatro y no podía sostenerlo, era la primera vez que él tocaba parado, le buscaron una silla y, así resolvió el problema. Al regreso, en el tren veníamos contentos con algo de dinero y del espectáculo que habíamos realizado…De vez en cuando, tocábamos en nuestros talleres y nos reuníamos con los amigos… el tiempo fue pasando, me fui a Londres tres años y, después regresé a París.
Y un domingo de verano salgo a pasear con mi cuatro y voy a visitar a un matrimonio de amigos venezolanos. Vivían en un modesto hotel; pero ese día no estaban, y me senté en el café a esperarlos. Comencé a tocar el cuatro con timidez y recato. De repente el dueño del café trae un platico donde regularmente se dejan las propinas a los mesoneros y me coloca algunos francos. Seguí esperando a mis amigos, asimismo, el público que iba llegando colocaba más monedas. Al llegar mis amigos, les dije: búsquense las maracas y vamos a tocar; se convirtió en una gran fiesta y cada vez las monedas seguían aumentando. Era un cafetín de árabes. Una gran alegría invadía el lugar, todos bailaban y uno de ellos se nos acerca y nos invita:” Vamos a otro café- restaurante y allá se ganarán la comida con la música”.
Llegamos y, al compás de golpes y merengues pusimos a bailar a todo el mundo; ya nuestros bolsillos estaban lleno de francos y contentos de haber comido cuscus… salimos tarde en la noche… y me fui a dormir a un pequeño parque con mi cuatro como compañero. Al otro día, cuando me despertó el sol, fui a comerme un par de croisantes y un gran café con leche…Algunas veces, tocábamos en los cafés y pasábamos mi cachucha para obtener algunos francos que el público nos daba gentilmente…
Una noche con gran nostalgia por Venezuela …me senté en la acera, mientras esperaba a una amiga. Cerré los ojos y comencé a tocar golpes y más golpes y no abría los ojos, al final, cansado, dejé de tocar y cual no fue mi sorpresa, en ese lugar había una residencia de mujeres y fueron llegando silenciosamente, no me había dado cuenta, los plausos me hicieron abrir los ojos y…, me fui de paseo con mi amiga.
Los años han pasado, a veces, en mi soledad, en mi soliloquio trato de recordar esas canciones, afino el cuatro con “cam-bur- pin-tón”… lo charrasqueo, no me suena igual y trato de tocar un golpe tocuyano, pero no es la atmósfera de esos años, donde mi nostalgia me hacía cantar y tocar, y el deseo de conseguir algo de dinero me hacia tocar el cuatro. Los años han transcurridos; hoy, recuerdo todas esas cosas bellas, como una vez que creí que le gustaba a una chica y ella me dijo: “Lo que me gusta de ti es como tocas las maracas”… y con el recuerdo de haber tocado en un teatro de Francia en compañía de Servideo López y César Andrade. Hoy, sólo son reminiscencia de que fueron momentos parisinos vividos intensamente…
jueves, 4 de agosto de 2011
Paraíso e infierno en Noruega
A Marcel Gleffe, dedico
Es el paraíso terrenal, es uno de los países más rico del mundo. Salarios iguales para mujeres y hombres. Tiene un sistema de bienestar social que es la envidia de muchos países. Las madres tienen 10 meses de permiso de maternidad con el sueldo completo. Con casi 5.000.000 de habitantes. País rico, pacifico, instruidos…, de una naturaleza de gran belleza y de lagos cristalinos que son espejos donde se reflejan las montañas. Lugar de nieve y de bajas temperaturas en invierno. País exportador de petróleo, como también, de madera, pescado y productos manufacturados. Es un país feliz. Es una nación con diseño propio, de una bella arquitectura. Los extranjeros, entre ellos, árabes y de otros países de confesión musulmana, son integrados al país.
Los noruegos son luteranos en su mayor parte de sus habitantes. Las pensiones son honorables. Son raras las huelgas, las manifestaciones y los paros, casi todo el mundo trabaja. La industria naviera, con un gran pasado de esas naves vikingas, las cuales, navegaron en altas mares y que conquistaron e invadieron muchas tierras. El navegante noruego Erik el Rojo, llegó hasta las tierras americanas. Los noruegos siempre han vivido en paz. Nunca pasaba nada malo; todo era bueno. En un país de diseños de bicicletas que te invita a recorrer sus campos, sus poblados; bicicletas que su modelo se ha expandido por otros países de Europa. Todo estaba bien, hasta aquí; Es un paraíso terrenal.
…de repente una bomba explota dejando a varias personas muertas y muchos heridos. Los noruegos están sorprendidos y no lo creen, a nosotros también nos puede suceder. Es un hecho, ¡el terrorismo ha llegado¡ Se piensa que es un grupo terrorista árabe. Pero estaban equivocados. Unas horas más tarde, en la Isla Utoya, un hombre vestido de policía, dispara sobre un grupo de personas que asistía a un campamento, en medio de un paisaje idílico rodeado de lagos .El “hombre” dispara con un fusil profesional, quiere eliminarlos a todos, unos corren; otros, caen por los impactos de las balas; otros, desesperados se tiran al agua, algunos, se esconden entre los árboles y los arbustos.
Una hora después, llega la policía y lo detiene. Es un noruego, de militancia extrema derecha, a quien no le gustan los musulmanes y tiene una islamofobia. Lo hacía, según él, para salvar a Europa, de lo que él considera una colonización musulmana. Éste personaje de 32 años llamado, Anders Behring Breivik es el autor del atentado explosivo en la ciudad de Oslo y, es quien ha disparado con una arma especial contra estos noruegos, causándole la muerte a más de 70 personas.
Ese día noruega deja de ser el paraíso terrenal, para pasar a ser el infierno; esas imágenes dantescas que han sorprendido al mundo y ha entristecido a la humanidad. “Quería exterminarlos a todos”, fueron sus frases.
Éste personaje extraño, fanático de los vídeos juegos, que con un fusil o una ametralladora virtual perseguía a personas virtuales, posiblemente, para lograr pasar a otro nivel dentro de las reglas del juego, o “entrenándose” para llegar a realizar su diabólico plan y convertirlo en realidad…un enfermo mental, alguien que no distingue lo virtual con la realidad, ese fanatismo de odio contra el extranjero, esa gran xenofobia lo llevó a masacrar a sus propios compatriotas. Pensando que ese paisaje era la pantalla de su computadora y que eran personajes en 3 D. así realizó su juego mortal, acabando con seres que estaban disfrutando entre amigos.
Quería destruir todo, esos pensamientos multiculturales que estaban presentes. Muchos extranjeros de los que hoy viven en Noruega habían escogido vivir en el paraíso terrenal, hoy, todo ha cambiado, ahora habrá que decir:” Había un país que era el paraíso terrenal”. En medio del dolor, con imágenes triste y desoladoras, en el desespero apareció alguien llamado: Marcel Gleffe, quien estaba en otra isla cercana, y, al oír los disparos pensó que no eran fuegos artificiales; subió al bote y fue hasta ese lugar, y muy valientemente, trató de sacar a los jóvenes que estaban en ese momento crítico.
Éste joven tomó los riesgos, fue un salvador y este texto se lo dedico, a su coraje, a su amor por el prójimo; porque en un lugar que ha sido llamado el Paraíso Terrenal, siempre queda un ángel para socorrer a los que están en peligro…recuerdo cuando hace 35 años atravesé éste bello país y desde la ventana del tren veía esos paisajes agradables y paradisiacos, era el Paraíso terrenal, país del norte que siempre he admirado y he soñado conocer… pero, Noruega seguirá siendo un país muy especial para vivir…
viernes, 15 de julio de 2011
Museos y Estado
Museos y Estado
Museo Guggenheim de Bilbao
Los museos desde hace siglos han formado parte de las instituciones de las ciudades y tienen una gran importancia porque son fuentes de trabajos para mucha personas y grandes fuentes de ingresos, ya que se convierten en sitios que hay que visitar. Espacios para el arte y lo sensible. Hay museos como el Louvre, en Paris que atrae miles de personas, el MOMA (Museo de Arte Moderno de Nueva York), o el museo Guggenheim, en la misma ciudad.
Decir museos, es hablar de un lugar a donde uno va a ver exposiciones temporales y permanentes, individuales o colectivas. Lugar donde el visitante puede comprar libros, afiches de la obra del pintor preferido, lápices, vídeos, adornos con las imágenes de los cuadros, franelas y otros objetos diseñados artísticamente. Un Estado debe de ocuparse por proteger y apoyar estas instituciones. En Francia, y otros países, hay subvenciones del Estado, como también, las empresas financian grandes exposiciones y ayudan a los artistas para el montaje de las exposiciones. Aquí, en Venezuela, los museos fueron una gran referencia de profesionalismo, actualmente, están en crisis y no hay interesantes programas de exposiciones.
Desde hace ya varios siglos los museos se convierten en un lugar donde se exhiben cuadros y esculturas u objetos relacionados con la historia de una ciudad o civilización o la creatividad de un artista. El museo es un lugar donde especialistas, como lo son: críticos, curadores, restauradores, guías de salas, departamentos y talleres para los niños, salas de conferencias, y para los intercambios. Espacios para alimentar el espíritu. En los últimos años los museos se han convertidos en una gran industria cultural y tratan de abrir otros espacios, el Museo le Louvre se orienta a tener “sucursales” en otras ciudades; el Museo Beaubourg, abrió otro, en la ciudad de Metz, Francia, y el Guggenheim de Nueva York, en Bilbao, España. Helsinki está interesado en abrir un Museo Guggenheim, así, como en otros países.
El “fenómeno Bilbao”, ha producido grandes cambios en la ciudad a partir de la construcción de este museo. Cuentan que en Bilbao las cosas no estaban muy bien y con la construcción de este nuevo espacio cultural, todo cambió. Diseñado por el arquitecto americano Frank Gehry, y utilizando formas que recuerdan a un barco y construido en titanio, le dio un viraje a la ciudad. El turismo se ha desarrollado y es uno de los museos más visitados. Es un lugar de vanguardia y es como una “sucursal” del Museo Guggenheim de Nueva York.
Hoy por hoy, los Estados han comprendido que los ciudadanos necesitan estos espacios de esparcimientos, donde lo cultural se mezcla con lo estético, lo espiritual y lo economico. Hoy, el hombre cada día necesita de estos espacios para alejarse de lo estresante de la vida moderna para reencontrarse con los gestos, el color, las formas, o las texturas, la palabra y las notas musicales, o bien, con conceptos nuevos o con creadores que realizan sus creaciones con vídeos u otras herramientas y donde la libertad creativa es lo principal, sin ningún carácter político o de propaganda.
Cuando vamos a París,o Nueva York, visitamos los museos y galerías, o Australia, país moderno, vamos al Teatro de la Ópera de Sydney; visitar las Pirámides de Egipto, o Machu Pichu, en el Perú; si no acercamos a México queremos ver el arte precolombino o las cerámicas y joyas de estas grandes civilizaciones; admiramos las construcciones de Los Mayas, el Museo del Oro, en Colombia. Buscamos el arte, en la arquitectura del gótico, como Notre Dame, en Paris; en el Museo de los impresionistas, o el Museo de Uffichi, en Florencia, la Capilla Sixtina, en Roma, o si nos acercamos a Atenas, visitamos El Partenón. Estas instituciones forman parte del patrimonio cultural de la humanidad, son visitados por miles de turistas del mundo entero. Hace años, los pintores futuristas ligados al fascismo, en sus manifiestos, querían destruir los museos, o en la desaparecida, Unión Soviética, el arte moderno y sus artistas fueron encarcelados, lo mismo cuando el Nazismo, los artistas de vanguardia fueron perseguidos y sus obras de artes destruidas. Estos regímenes querían imponer una manera de “hacer” el arte.
Si es necesario los hospitales y escuelas, es necesario, también, los museos, los ateneos , las casas de cultura y bibliotecas, ojala, en cada barrio exista un ateneo, una casa de la cultura o museo para que así nos reencontremos con la poesía, la literatura, la pintura , la música y el arte en general, sea popular, ingenuo, folklórico o de vanguardia… acercándonos al arte, encontraremos lo sagrado y lo espiritual que hay en cada uno de nosotros, porque reencontrarse con el arte es vivir un encuentro con la sensibilidad y la libertad del humano, es por eso que toda sociedad no puede vivir sin el arte y sin libertad.
viernes, 26 de febrero de 2010
Pintores y Creadores
Picasso decía: “El pintor pinta lo que se vende y, el creador vende lo que pinta”.Así vemos como muchos pintores continúan pintando lo que se vende, es decir, si son: paisajes, bodegones o figuras… muchos de ellos, hábiles artistas del pincel. Si tienen una clientela para esos “productos”, siguen trabajando con esos temas y motivos, sin plantearse o evolucionar en su arte; el problema no es el tema, es la manera de cómo se trata. Claro, que no es un pecado hacerlo, y comentan algunos críticos que Picasso cuando no vendía el cubismo (fragmentación de las figuras, rostros, paisajes y bodegones, vistos de diferentes puntos de vista), hacía obras más convencionales para la clientela norteamericana. Una obra tan importante en el arte como: “Las señoritas de Avignon”(1907), duró muchos años en su taller, enrollada y abandonada en un rincón de su taller. Los mismos artistas que compartían con él, en le Bateau-lavoir, (lugar, en Paris, donde vivían muchos creadores a comienzo del siglo XX), no llegaron ha comprenderla. Fue adquirida muchos años después (1939), por el Museo de Arte Moderno de Nueva York, para formar parte de la colección permanente. Pero, Picasso continuó en sus búsquedas, sus amores y su producción.
Otros artistas, entre ellos, el mexicano Diego Rivera, (1886-1957) quien había vivido en Paris y trabajó al lado de los cubistas y, pintó algunas obras dentro de ésta tendencia, al regresar a México (1921), dijo: “Renuncio a estas pinturas burguesas” y comenzó a trabajar en los murales al servicio de la revolución dónde reflejaba la vida obrera, revolucionaria, campesina e indígena. Era una obra de crítica social. Pero, al mismo tiempo, para los coleccionistas y compradores americanos, les complacía con imágenes de “indígenas vendedores de calas” o pinturas de “flores”.
No es que sea malo o bueno de trabajar y de expresarse de ésta manera; es una decisión personal. Hay la historia de un pintor que tenía un gran éxito con sus cuadros. Él pintaba los bodegones con una botella a la derecha en el cuadro y, vendía y vendía. Un buen día, se le ocurrió colocar la botella en el lado izquierdo y pintó varios cuadros de esa manera; pero cada día vendía menos y, el desafortunado artista comenzó a mover la botella poco a poco hasta colocarla en el lado derecho y poder, así, seguir vendiendo.
Hay artistas, que han tratado de cambiar y lanzan la “nueva pintura” como una gran innovación y como no logran éxito de venta, tienen que regresar a lo que la clientela le gusta. El arte evoluciona por si solo y no hay necesidad de decir: voy a cambiar. Los creadores asumen el Arte como una forma de vida, y la historia de las artes plásticas, está llena de ejemplos. El pintor Holandés, Piet Mondrian en su momento difícil de su carrera pintaba flores para poder vivir, pero su obra abstracta geométrica fue su gran reto, y nos dejó importantes obras, entre ellas: Broadway- boggie-woogie y Victory-boogie-woogie. El caso del pintor Ruso Kasimir Malevich(1878-1935) que paso de una obra fauvista, e influencias cubistas hasta llegar a sus creaciones suprematistas, entre ellas, “El cuadrado negro sobre fondo Blanco” (1913) y “Cuadrado blanco sobre fondo blanco” (1918). Años después, cuando el Realismo Socialista se convirtió en el arte oficial de la desaparecida Unión Soviética, las búsquedas de los constructivistas y suprematistas cayeron en el olvido, y muchos artistas dejaron de pintar y de escribir, algunos de ellos fueron encarcelados… Kasimir Malevich, regresó a la pintura figurativa. En esa atmósfera, Malevich realiza algunos cuadros con figuras, pero, dejó unas obras suprematistas y escritos sobre su arte, respaldado por una brillante e interesante filosofía.
El maestro alemán Josef Albers, quien durante 40 años, realizó sus obras con el título “Homenaje al cuadrado” Vivió durante muchos años en los Estados Unidos. Pensaba irse a vivir a México, donde la vida era más barata, cuando de repente la fama apareció, fue cuando tenía 80 años, que al fin logro éxito, y vivió hasta los 86.
Conocí personalmente, a la artista Francesa Aurelia Nemours quien durante toda su vida trabajó en la abstracción geométrica y, a los 93 años fue que expuso en el Centro Pompidou de Paris. (Junio-septiembre 2004) Es ahora que se le reconoce su obra. Aurelia Nemours, fue una gran creadora y que tomó la decisión de entregar su vida a la pintura y a la poesía. Falleció en Paris el 28 de Enero 2005, a los 94 años.
Hay pintores, como Kandisky (1866-1944), y Paúl Klee (1879-1946) que compartieron la creatividad con la enseñanzas. Han dejado libros escritos, donde explican todo lo relacionado con sus obras. La obra de Klee, es de una gran creatividad, sus paisajes, sus figuras, sus creaciones están tratadas con una gran pureza de formas, simplicidad y armonías. Realizó numerosas pinturas, dibujos y grabados. Hoy, en Berna, las calles llevan el nombre de los títulos de sus cuadros. Tanto Kandisky como Klee fueron grandes creadores y formaron parte de los profesores de la Bauhaus, escuela alemana de diseño, arquitectura y arte.
El artista Austriaco Hundertwasser (1928-2000) Pintor y un gran ecologista; realizó una obra de gran belleza, sus paisajes, y sus figuras son de un gran colorido, tratados de una manera casi infantil. Hay en su obra algo de Paúl Klee, pero, sin dudas, es un gran creador, a pesar de que sus obras reflejan el paisaje urbano y rural. Como creador se impone al motivo y el paisaje, es solo un pretexto.
El artista uruguayo Joaquín Torres García, quien fabricaba juguetes para vivir. Nos dejó una filosofía de sus planteamientos plásticos en su libro“Universalismo constructivo”, contribuyó con su aporte al desarrollo del arte abstracto, en particular en Uruguay, Argentina y Venezuela.
Así es el ARTE. Así, son los artistas, unos complacientes en algunos momentos y otros que asumen el reto por encima de todas las adversidades, para decir las cosas de otra manera, sin hacer obras convencionales, sin pensar quién les va a comprar sus obras, o dónde exponer, sin pensar en premios, ni en salones, ni en críticos, porque ser artista y asumirse, es en verdad ser un creador, y ser creador, es entregarse a plenitud con el arte.
Bien tenía razón Picasso, hay pintores y, hay creadores.
Esteban Castillo
martes, 18 de agosto de 2009
Ventanas rotas, artes y Caracas
Pasé cuatro días en ésta ciudad, entre amigos, artistas y colores y, sobre todo, con la creación. Fui a visitar la FIA, (Feria de Arte Internacional) y la noche de la inauguración fue un reencuentro con la amistad, las artes y los bellos recuerdos. Otro día, me dediqué a visitar los museos de la Plaza de los Caobos, encontré otro ambiente y las salas mal iluminadas… Visité las grandes salas de la Galería de Arte Nacional, donde el visitante se reencuentra con el arte venezolano, pero en un ambiente de gran soledad…Disfruté viendo la obra de Armando Reverón; sus muñecas, sus pájaros y otras obras de diferentes épocas, así como también, toda la evolución del arte venezolano desde Arturo Michelena, Cristóbal Rojas hasta Los Disidentes, el cual, es el paso del arte venezolano al arte moderno, es la lección de Cezanne, Picasso, y Mondrian, es el aporte de los venezolanos al arte universal, es el descubrir de nuevas formas y del arte cinético representado por los maestros Alejandro Otero y sus coloritmos; Carlos Cruz-Diez, con su variadas fisicromías. Ver la obra de Soto, donde el objeto encontrado, el resorte, el alambre retorcido, la pieza mecánica, así como también, las primeras obras, donde están las raíces de su obra futura, es la génesis de lo que el maestro desarrollará a través de los años orientando su obra al movimiento, formas geométricas y líneas, profundizando y estudiando las búsquedas de Mondrian y Malevich, como también, obras de Edgar Sánchez, Jacobo Borges, de tendencias figurativas; obras de Francisco Hung y muchas otras informalistas.
Otro día, a las ocho de la mañana me senté en un café en Sabana Grande, a ver pasar las personas caminando apresurados para llegar a sus trabajos y envueltos en un velo de quién sabe en qué pensamiento o problema. Fui a una cita con mi amiga Emma Cecilia, tenía veinticinco años sin verla, tantas historias que han pasado y el tiempo ha transcurrido guardando celosamente nuestra amistad. Me contó de sus viajes, de su estadía en Etiopía y muchos otros lugares, donde le ha tocado ir por su trabajo. Fuimos a almorzar en el Museo Sacro y nos sentimos en la Caracas de la época colonial. Hablamos de París.
Varios días encontrando a amigos, como a los artistas Ramón Chirinos, Alberto Riera, Néstor Betancourt y muchos otros creadores. Ver al pintor Julio Pacheco Rivas, es regresarme a París y percibir, inmediatamente, Notre Dame, el Sena y sentir el perfume y el sabor de un buen vino; es sentirse en la atmósfera de su taller parisino…haber visto lo que hacen los otros artistas; obras buenas y otras muy mediocres, tratando de comprender el por qué algunas personas se vuelven “fanáticas y locas ” por ciertas creaciones que no tienen nada de especial y sin ningún valor plástico, o ¿Será el misterio del arte? o ¿ Será siempre lo mismo?
Estar en el taller de Yuye De Lima descubriendo sus esculturas, algunas en proceso de creación, otras, en pequeños formatos, descubrir formas armónicas ensambladas con maestría y dominio, resultado de muchos años de trabajo, de hacer, de pensar y destruir y volver hacer, volúmenes que conviven con elementos de formas puras. Ver el catálogo de Pedro Fermín, obras de gran fuerza, de formas elementales, realizadas en hierro pintado, que juegan en las superficies como caligrafías realizadas por un gran monje zen; pureza, simplicidad, movimiento y volúmenes, que ya han encontrado su espacio…
Este viaje a Caracas y, en especial, la visita a la FIA, me hizo trasladarme al pasado, cuando iba a Basilea, Suiza, a visitar la Feria Internacional de Arte. La estadía fue maravillosa...Tomar el autobús para viajar me causa cierta aprensión, tantas historias que se comentan, y pareciese que uno va a hacer el viaje por el lejano oeste americano cuando la época de las diligencias donde los viajes eran riesgosos.
Pasé parte del viaje de regreso a Barquisimeto, entre leer, dormir un poco y pensar. Cuando estábamos cerca de Barquisimeto, levanté un poquito la cortina para ver el paisaje, y de repente un gran ruido y, me sentí en cuestión de segundos salpicado por gran cantidad de pedazos de vidrios. Un niño con una piedra había roto el gran ventanal, fue un gran susto y los pasajeros sorprendidos por lo que había sucedido…
Al llegar y bajarme del autobús miré hacia la ventana, estaba toda rota, más adelante, otra unidad le reparaban con cinta de plástico un vidrio de otra ventana destrozada; caminé unos metros y una nueva ventana con cartón ocupaba el lugar del vidrio, el chofer me comentó que es muy a menudo que esto acontezca; entonces ¿ Qué hacemos? ¿Nos quedamos, sin salir, sin poder ver el lindo paisaje de nuestra Venezuela? Hoy, en estos tiempos de vida moderna los buses tienen aire acondicionado, con videos para hacer el viaje más ameno, las carreteras sin tierra, aunque algunas, en mal estado, pero reflexionándolo bien, como que era mejor la época cuando fabricaban de madera los autobuses, sin aire, que transportaban bultos, gallinas, puercos y, entre ellos, los pasajeros, quienes llegaban amarillos de tierra; vehículos de asientos de madera, con el aire natural que entraba por las ventanas con perfumes de gallinas, de maíz, y olores fuertes de sudores, pero en esa época, que recuerde bien, no sucedían estos percances. Mi padre viajó mucho en esos autobuses y nunca me contó historias de ese tipo y, el transporte tenía la particularidad de venir a buscar los pasajeros a la casa, vehículos de bellos, alegres y variados colores, en una Venezuela rural…hace ya varias décadas.
Hoy, no sé que decirles, pero, a lo mejor me van a decir retrógrado o nostálgico, pero esos viajes eran más tranquilos a pesar que los pasajeros llegaban con dolores de riñones y cintura… no sé que les puedo contar, que entre amigos, artes y vidrios rotos, fueron cuatro días diferentes, y que alguien (un niño) me causó un cierto malestar y una pequeña cortada en mi brazo, y ese percance, me invita a reflexionar y preguntarme: ¿Qué está pasando en mi bella Venezuela?
martes, 26 de mayo de 2009
Pollo. caballos y tomates
Había muchos talleres ocupados por artistas: franceses, americanos, chilenos e italianos. Lugar de encuentro, ideas, creatividad, vino y de musas, que a veces aparecían para acompañarnos en esas soledades, en esos inviernos donde la nieve recubría con un blanco luminoso esa bella, interesante y hermosa callejuela.
Pero esos espacios, en tiempos inmemoriales, fueron ocupados por caballos. Era un sitio donde se reposaban, después de largas horas de trotar. A veces, en mi imaginario, sentía en las noches, el chocar de los cascos contra esa callejuela tapizada de piedras, oía los relinchares y el perfume del heno…
Ahí, en esas caballerizas, se hablaba de arte, de música, de vino, de tristezas y de alegrías, de nostalgias por el país, la música y los cantos del terruño lejano era el decorado de fondo… y así, pasaban los días. En ese espacio, taller-habitación, trabajaba el otro pintor; y Patricio, un joven cantautor chileno, rasgueaba las cuerdas de la guitarra, acompañada por los cantos de sus composiciones que hacía llorar a las jóvenes chicas de un liceo cercano.
De día, era taller de pintura y espacio para la música., otros días, para la soledad. En las noches, un tímido bombillo alumbraba el lugar, mientras yo oía, a los Beatles o a Bob Dylan. El menú era muy limitado: patas de cochino a la vinagreta y ensalada de repollo, de lunes a lunes.
El arte estaba presente, nos organizábamos bien para poder tener el tiempo para la creación. A veces íbamos de “compra” al mercado a recoger algunas, legumbres, que estaban malas para la venta, pero buenas para variar un poco el menú y, las cuales se encontraban en la Poubelle (potes para la basura) Los días pasaban, entre creación, patas de cochinos a la vinagreta, el sueño de exponer, de darse a conocer y esperando el ansiado amor. Así, vivíamos la mayor parte de los artistas de la Avenue de Choisy …
Un sábado, el otro pintor, nos invita, al chileno y a mi persona, para que el domingo fuésemos a su casa a comer al mediodía. Amaneció el domingo y la gran alegría de ir a comer pollo, un buen queso camenbert y unas copas de vino, nos sentíamos plenos de alegría, y, decidimos hacer los siete kilómetros de distancia a pie. Caminábamos con gran gozo y entusiasmo y, al fin, llegamos la 1:30 de la tarde. Tocamos la puerta, pero nadie respondía. Nos asomamos por la ventana de la cocina que daba a la calle. Y, ¡La gran sorpresa! vimos el pollo cocinado con sus muslos doraditos, nos separaban escasos cinco metros. Teníamos mucha hambre. Habíamos llegado tarde. El amigo se había ido con su esposa a disfrutar de un día soleado parisino.
No tuvimos otra solución que regresarnos. Hicimos de nuevo los siete kilómetros y pasamos por el mercado, a pesar que a esa hora, ya se habían ido los vendedores de frutas y de legumbres. Pero nosotros, sabíamos que en los potes de basura, estaban plenos de tomates y pimentones y decidimos “comprar” algunos...
Llegamos a nuestra habitación- taller. Lavamos los tomates y los pimentones, y ese fue el almuerzo. Nos acostamos a dormir. El reloj marcaba las cuatro de la tarde. El hambre todavía estaba presente. Al rato llegó, la novia del chileno, y fue a comprarnos unos ricos croissant y café, y, eso nos calmó un poco el hambre.
Ya la tarde se acomodaba, comenzaba la noche pero el sol se negaba a irse a dormir. El astro rey se acostaba tarde, como a las diez de la noche. Era el verano de 1973. En ese momento llegó el otro amigo pintor y nos pregunta: ¿Por qué no fueron a comerse el pollo?- y le contamos la historia de toda esa odisea, y de la “compra” de los tomates y de los pimentones en el mercado. Nos dio los boletos para el metro, y llegamos a la hora prometida.
Al sentarnos a la mesa, estaba el pollo recalentado, una exquisita ensalada, el buen vino y variados quesos. Nos sentimos en esas horas, que éramos unos grandes sibaritas… el sol cansado de trabajar durante tantas horas, buscaba acomodo entre las nubes, y, así, llegó la noche. Nos reíamos de esa historia y de cómo habíamos visto, horas antes, el pollo a través de la ventana.
Lavamos los platos, y decidimos regresarnos en el último metro. En las calles del barrio de la plaza de Italia, todavía, habían personas sentadas en los cafés disfrutando del clima de verano y de la vida parisina, pero nadie, había vivido ese domingo, esas experiencias de caminar soñando que te vas a comer un pollo horneado, de hacer “un mercado” de tomates y pimentones, de comer croissant y una taza de café, de dormir pensando que no haz comido y, que de nuevo tu paladar va a degustar un verdadero pollo horneado, de quesos y de unos cuantos vasos de vino…ya no había sido un sueño…
La callejuela con sus talleres estaba ahí con su historia. Ya era la una de la madrugada, no se oía ningún ruido de los pinceles sobre las telas, todo era silente, y mi amigo Patricio, agarró su guitarra, y comenzó a tocar sus composiciones, mientras, yo acomodaba mi colchoneta que estaba enrollada, y llegó la hora de dormir…de nuevo, sentía el olor a heno y la imágenes de los caballos me llegaban a mi mente y me fui quedando dormido, y me decía mañana es lunes y de nuevo mi tradicional menú: patas de cochino y ensalada de repollo… fue un domingo maravilloso, lleno de exquisiteces, de buena comida, y sobre todo, de bellos momentos que me fortalecieron para seguir adelante en el arte…hoy, recuerdo esa callejuela donde hace muchos años caballos y caballeros llegaban cansados para reposarse, pero, hoy, no sé como yo llegué si como caballo o como jinete, pero, sé que fue maravilloso los meses que viví en esa caballeriza y que fue una bella experiencia… y que 33 años después, por esas mismas calles, la imagen de mi hija, colgaba en pendones de los postes de las avenidas y bulevares, anunciando un festival italiano… que historias tiene la vida…
Esteban Castillo estebancastil26@hotmail.com